El 28 de noviembre de 2016 fue un día de luto para el fútbol. El humilde club brasileño Chapecoense se preparaba para jugar su primera final Sudamericana, pero un accidente aéreo truncó los sueños de su plantel.
El accidente que hace exactamente un año sufrió el equipo, mientras viajaba a Colombia para enfrentar a Atlético Nacional de Medellín, terminó con la vida de 71 de los 77 pasajeros del avión. De esos cinco sobrevivientes, tres eran futbolistas del club: Allan Ruschel, Jakson Follmann y Hélio Neto.
De ellos tres, el único que pudo volver a jugar de manera profesional fue Ruschel, quien regresó a las canchas ocho meses después del accidente.
Neto, por ahora, sigue su rehabilitación y espera volver a pisar un campo de juego (algo que se prevé ocurrirá en los primeros meses de 2018).
El arquero Follmann sufrió la amputación de una de sus piernas, y sigue vinculado al club, aunque ya no puede dedicarse al fútbol profesional.
Los sobrevivientes fueron la base de la nueva vida del club
Cada unose convirtió en el alma de un Chapecoense que logró resurgir luego de la tragedia. En un año, cumplieron los objetivos que se propusieron, ayudados por los clubes que aportaron futbolistas al plantel bajo ningún tipo de condición.
Chapecoense logró mantener la categoría en la máxima división del fútbol brasileño y representar dignamente a Chapecó en su primera incursión en la Copa Libertadores.